Hacía muchísimo tiempo que quería escribir este texto. Siempre me ha parecido muy atractivo el hecho de que el psicoanalista hable de sus intentos teóricos por explicar el mundo interno de sus pacientes, de las demás personas, pero nunca del propio. Y quizá sea bastante interesante describir algunos de los acontecimientos subjetivos del alma de los que practicamos la psicoterapia.
Sabemos bien que el amor para un psicoanalista significa la renuncia parcial al estado narcisista. Cuando se ama, dejamos de pensar únicamente en nosotros y comenzamos a pensar en el otro, a interesarnos por él, a buscar su bienestar; el amor, desde la idea freudiana, es el interés psíquico en un "objeto" externo, en este caso, una persona. La energía que motiva nuestra vida ya no se encuentra únicamente contenida en nosotros mismos, ahora se ha depositado en otro ser humano. El psicoanalista sabe que al enamorarse su alma se coloca en uno de los estados más vulnerables del vivenciar humano, pero…
Sabemos bien que el amor para un psicoanalista significa la renuncia parcial al estado narcisista. Cuando se ama, dejamos de pensar únicamente en nosotros y comenzamos a pensar en el otro, a interesarnos por él, a buscar su bienestar; el amor, desde la idea freudiana, es el interés psíquico en un "objeto" externo, en este caso, una persona. La energía que motiva nuestra vida ya no se encuentra únicamente contenida en nosotros mismos, ahora se ha depositado en otro ser humano. El psicoanalista sabe que al enamorarse su alma se coloca en uno de los estados más vulnerables del vivenciar humano, pero…